lunes, 2 de diciembre de 2013

Los Dioses Pelean Por El Amor - Cap. 6


Un gran trueno cruzo el cielo y con un gran estruendo hizo estremecer todo a su alrededor.

Las bestias viajaban a toda velocidad para encontrar la prisión de sus hermanas.

- Tengo malas noticias Marek. –dijo MinHo –

- ¿Qué sucede?

- Las bestias del pensamiento han escapado.

- ¡¿Qué?! – grito anonadado –

- La alerta sobre su huida llego hace poco.

- ¡Rápido, corre a alertar al inframundo!

- ¡Sí, señor!

En la prisión de las bestias de las sombras las cosas eran relativamente tranquilas, hasta que una voz se dejó escuchar dentro del lugar.

- El gran TOP los quiere ver. – dijo la voz –

- ¿Para qué quiere vernos? – cuestiono un guardia dudoso, intentado ver a la persona que estaba fuera de su alcance –

- Es sobre un nuevo requisito de seguridad.

- Iremos, pero alguien debe quedarse cuidando a las bestias.

- No te preocupes por ello. No podrán escapar, esta prisión es impenetrable.

- Ah, eres tu MyungSoo. Iremos con TOP sshi, cuida a las bestias. – le dijo al muchacho que le daba la espalda –

- Entendido. – dijo MyungSoo con los ojos carentes de brillo y mirando a la nada –

Lentamente entro al lugar y se acercó las celdas de las bestias de las sombras.

- Vinimos a liberarlas, hermanas. – dijo la voz que salió de los labios del muchacho –

- Ha pasado mucho tiempo – dijeron desde el otro lado de los barrotes –

- Hoy, será el día en que lograremos nuestra venganza.

Los guardias caminaron directo al encuentro con TOP.

- Señor, aquí estamos – dijeron parándose juntos a TOP y G-Dragon –

- ¿Qué es lo que quieren? ¿Y quién cuida a las bestias?

- Creí que nos necesitaba.

Antes de siquiera poder decir algo. Minho apareció agitado frente al Dios de inframundo.

- ¿Minho, qué haces aquí?

- Marek me envió.

- ¿Para qué te envió?

- Las bestias del pensamiento han escapado. Y vienen para acá.

- ¡¿Qué?! ¿Quién está cuidando a las bestias de las sombras?

- MyungSoo está allí, él nos dijo que nos necesitaba.

- Vamos para allá.

Caminaron a la celda; encontrando el lugar vacío y al muchacho inconsciente en el suelo.

- ¡MyungSoo! – grito uno de los guardias –

- ¿Estás bien? – dijo otro acercándose cuando lo vio despertar –

- ¿Qué sucedió?

- Las bestias del pensamiento tomaron tu cuerpo.

- ¿mi cuerpo? – dijo aun confuso –

- Lograron escapar – dijo TOP – G-Dragon, enciende las alarmas.

- Enseguida.

- Minho, ya sabes que hacer.

- Sí, señor. – dijo retomando el camino a Dubisa. –

El cielo se cubrió de oscuridad, y todos los animales que se encontraban en Dubisa corrieron a refugiarse.

- ¿Qué sucede? – pregunto preocupado Jae Joong –

- No lo sé, pero lo mejor será que vayas a refugiarte a tus aposentos.

- Yunho, tengo miedo. –dijo abrazándose a Yunho, mientras se dirigían dónde ponerse a salvo –

- No te asustes, quédate aquí. No pasara nada – dijo dándole un dulce beso –

- Regresa pronto.

- Lo haré, sólo averiguare que está pasando.

- Está bien.

Cuando Yunho dejo a Jae Joong se fue directo a buscar a Marek.

- Marek, ¿Qué está pasando?

- Las bestias han escapado.

- ¿Cómo pudieron escapar?

- Alguien libero a las bestias del pensamiento. Y después de eso las bestias de las sombras fueron liberadas.

- Podrían estar en cualquier lugar. – dijo preocupado –

En Sakura, ShinDong pensaba que quizá las bestias lo habían engañado y no cumplirían su trato.

- Quizá no debí confiar en ellas. – se decía a sí mismo –

Jae Joong estaba sentado en su lecho y su mente estaba hecha un caos. De repente sintió un sonido fuera de la habitación.

- ¿Quién está allí? – pregunto un poco asustado - ¿Hay alguien allí?

Lentamente se levantó y vio hacia la entrada. La puerta comenzó a abrirse dejando ver solo oscuridad al otro lado.

- ¿Yunho, eres tú?

Un leve escalofrió recorrió su espalda y pudo sentir como un ambiente lúgubre lo comenzaba a cubrir todo.

- Lamento decepcionarte joven semidiós, pero no somos la persona que esperas. –dijo la tenebrosa voz desde las penumbras –

- ¿Quién es?

- Tu peor pesadilla.

Un grito de horror se escuchó por toda la habitación. Y Jae Joong cayó desvanecido al piso.

Yunho hablo durante un momento con Marek, y al final decidió ir junto con Jae Joong. Seguramente no entendería lo que pasaba y estaría muy asustado.

Se extrañó al ver la puerta entreabierta y con cautela llamó a ella.

- ¿Jae Joong? – llamó al muchacho - ¿Por qué tienes abierta la puerta? ¿estabas asustado? – pregunto entrando a la habitación –

Cuando entró, pudo notar a ausencia del muchacho.

- ¿Jae Joong? – pregunto extrañado - ¿Dónde estás?

Comenzó a entrar en pánico al no obtener respuestas, y corrió a encender las velas. Encontró la habitación completamente vacía y la brisa movía las cortinas de los ventanales que daban al jardín.

Rápidamente corrió allí y encontró un pedazo de la toga de Jae Joong que se había rasgado.

- No puede ser. –dijo corriendo a poner a todo alerta sobre la presencia de las bestias en Dubisa. No podría existir nadie más con la intención de llevarse a alguien con la importancia del semidiós. –

La puerta de la herrería fue azotada contra la pared. Se podía ver en la entrada al semidiós inconsciente flotando en el aire.

- Pero, ¿Qué…?

- Lo prometido es deuda.

- Te entregamos al semidiós.

Lentamente el semidiós fue acercado al herrero y puesto en sus brazos. Observo en el bello rostro del muchacho y de manera suave lo dejo sobre su lecho.

- Eres hermoso. – dijo acariciando los labios de Jae Joong –

Jae Joong se mantenía en la inconsciencia total. Apenas se percataba de las suaves caricias en su rostro.

- Eres todo mío. – dijo besando la suave mejilla de Jae Joong –

Los hombres del ejército de Yunho que quedaban en Dubisa comenzaron a buscar al joven semidiós.

- Señor, no lo hemos podido encontrar en ninguna parte. – dijo uno de los soldados al afamado Dios –

- ¡Tiene que estar en alguna parte! – dijo Yunho comenzando a desesperarse –

- Debes tranquilizarte, Yunho – dijo Marek tocando el hombro de su hijo –

- ¿Cómo quieres que me tranquilice sabiendo que lo capturaron las bestias?

- Al menos, inténtalo.

Las bestias fueron liberadas de sus prisiones una a una. Cuando todas ellas se vieron libres fueron directo a la prisión de su Rey.

- Mi señor – LeeTeuk escucho una voz conocida –

- ¿Quién está allí?

- Somos nosotros señor, vinimos a liberarlo.

Las bestias comenzaron a entrar una a una y un fuerte rayo derritió los barrotes de su prisión.

- Quiero venganza. –dijo LeeTeuk –

- Le ayudaremos a conseguirla.

- ¿De qué manera podré hacer sufrir a esos engreídos Dioses?

- Hay un semidiós.

- ¿Un semidiós?

- El Dios Yunho está enamorado de él.

- Además del hecho de que es muy querido por todos los Dioses.

- Quiero a ese muchacho conmigo.

- Él está con el herrero de Sakura.

- ¿Qué hace allí?

- Se lo entregamos como recompensa por liberarnos. – dijo una de las bestias del pensamiento –

- ¿Cuál es el motivo por el que le interesaría a él tener al semidiós?

- Ha estado enamorado de él desde hace mucho, y no ha podido negarse cuando se lo ofrecimos como recompensa.

- Quiero que me lleven con él.

La puerta se abrió de golpe en la herrería y ShinDong pudo ver la silueta de un hombre.

- ¿Quién eres?

- Soy LeeTeuk.

- No conozco a ningún LeeTeuk. – dijo intentado hacer que no notara a Jae Joong en su cama –

- Vengo a ofrecerte mi ayuda.

- ¿Por qué necesitaría ayuda?

- Conmigo podrás obtener la vida que siempre quisiste junto al chico que está en tu lecho.

- ¿la vida que siempre quise?

- Podría hacer que nunca nadie impidiera que estén juntos.

- ¿Cómo harías eso?

- Tengo el poder suficiente para deshacerme de cierto Dios entrometido.

- Quiero tu ayuda.

- Con una condición

- ¿Cuál?

- Tú debes ayudarme a atraer a Yunho a una trampa.

Yunho estaba desesperado por saber el lugar donde se hallaba Jae Joong. Sus manos sudaban y sus ojos estaban clavados en sus pies.

- Él estará bien.

- ¿Cómo lo sabes?

- Porque es mi hijo.

- Pero, las bestias podrían hacerle cualquier cosa.

- Mi hijo no permitirá que le hagan daño.

- No puedes estar seguro de eso. Jae sigue siendo mortal.

- En eso tienes razón, pero si lo que buscan es venganza, no lo dañarán a él.

Jae Joong despertó con un terrible dolor de cabeza. Parpadeo un par de veces e intento acostumbrar sus ojos a la luz.

Miró a su alrededor sin reconocer el lugar donde se encontraba.

- ¿Dónde estoy?

- Amor, despertaste – escucha la voz que provenía de una silueta –

- ¿Quién eres? – dijo algo asustado al darse cuenta que no era la voz de Yunho –

- Soy ShinDong, el amor de tu vida.

- Tú no eres el amor de mi vida. ¡Yunho es a quien amo!

- Desde ahora no tienes a nadie más. – dijo una voz desde las sombras –

- Ahora eres mío. – dijo Shindong apresándolo entre sus brazos –

- Y yo me asegurare de que así sea.

- ¡Suéltame!

- No lo hare, jamás te dejaré ir.

- ¡Yunho vendrá y me rescatara!

- Es precisamente lo que queremos que haga.

El mensajero de los dioses corría junto a Marek a informarle sobre lo que se había enterado.

- ¡Señor!

- ¿Qué sucede?

- Liberaron a LeeTeuk.

- No puede ser, estamos en grandes problemas.

- ¡Yunho!

- ¿Sí?

- Reúne a tu ejército, LeeTeuk ha escapado.

Yunho se montó en su pegaso y busco a cada uno de sus soldados en los lugares a los que fueron enviados.

Una vez tuvo reunido a su ejército fue de vuelta a Dubisa.

- Hay una emergencia – dijo comenzando con sus palabras -, las bestias han liberado a LeeTeuk. Debemos encontrarlo y juzgarlo.

- Sí, señor.

De repente una sombra comenzó a cubrir el cielo.

- ¿Qué está pasando? – dijo uno de los soldados –

- Dios Yunho – dijo la tenebrosa voz –

- ¿Qué es lo que quieres?

- ¿Buscabas a alguien?

- Eso no te interesa.

- Nosotros… sabemos dónde está.

- ¿Qué?

- ¿Quieres verlo?

- ¿Dónde lo tienen?

- Nuestro Rey, quiere que te reúnas con él en el monte de los lamentos.

- ¿Dónde está Jae Joong?

- Lo verás cuando te reúnas con nuestro Rey.

- Allí estaré.

Jae Joong miraba a Shindong desde un rincón. Estaba completamente asustado; sabía que había visto antes a ese chico, pero le asustaba demasiado.

- Ven, es hora de comer cariño. – dijo acercándose con un plato de comida.

- No quiero. –susurro –

- Debes comer para estar fuerte, y comenzar nuestra nueva vida juntos.

- No quiero una vida contigo, quiero volver con Yunho.

- ¡No puedes! – grito el herrero furioso –

- No quiero estar contigo – dijo con la voz rota –

- No puedes hacer nada para evitarlo. – el muchacho se acercó; sujetó fuertemente el rostro de Jae Joong, y lo beso forzosamente –

Las lágrimas comenzaron a correr por las mejillas del semidiós. Lo único en lo que pensaba en ese momento era que quería que Yunho estuviera allí.

- ShinDong, trae al muchacho – dijo LeeTeuk –

- ¿para qué?

- Sólo tráelo – dijo mirándolo mal y caminando hacia la salida –

Se levantó y jaló el brazo al semidiós.

- No quiero ir contigo.

- No es una opción – dijo jalándole el cabello –

- ¡Trae a ese muchacho aquí!

Puso a Jae Joong en su hombro y sujetándolo firmemente lo llevo consigo. Comenzó a patalear y a golpear la espalda de ShinDong.

- No quiero ir contigo. – dijo desesperado –

- ¡Silencio!

- Súbelo aquí. – dijo apuntando hacia su cuadriga sujeta al Pegaso negro –

Subió con Jae Joong en su hombro a la cuadriga.

- Nos vamos – dijo LeeTeuk tomando las riendas del caballo alado, y elevando la cuadriga hasta el cielo –

Miró hacia arriba a ShinDong desde donde lo había dejado sentado en la cuadriga. Quería escapar, pero la altura era demasiada.

- No te muevas – dijo ShinDong mirándole –

- Estamos llegando.

Jae Joong vio lo poco que podía observar desde su posición, y observo la cima de una montaña que se perdía entre la niebla.

- ¿Dónde estamos? – pregunto asustado –

- En la monte de los lamentos.

- ¿Qué hacemos aquí?

- Ya lo sabrás.

Se detuvieron, y un relinchido ajeno al del Pegaso de LeeTeuk se dejó escuchar.

- Dime, dónde está.

- Yunho – murmuro Jae Joong –

- Levántalo – le dijo LeeTeuk mirando al herrero –

Shindong lo tomo del brazo y lo levanto poniéndolo frente a él.

- ¡Jae Joong!

- ¡Vete! –Dijo preocupado por el Dios –

- No me iré sin ti.

- Te harán daño – lo miro con los ojos cristalinos –

- Estas en peligro, jamás te dejaría.

- ¡basta de palabrería! – el tono de irritación en la voz era evidente–

Las sombras sacaron al herrero y al semidiós de la cuadriga y los dejaron en un lugar seguro, desde donde pudiera ver la pelea que estaba a punto de suceder.

- ¡No lo hagas por favor, Yunho!

- ¡Hazlo callar! – grito LeeTeuk a ShinDong –

Una bofetada se dejó escuchar, y Jae Joong cayó al piso con la mejilla de un fuerte color rojo.

- ¡Jae Joong! – grito Yunho. Se tambaleo en su cuadriga cuando sintió un fuerte golpe a un costado. LeeTeuk lo había atacado –

Yunho tomo su arco y con un tiro certero clavo una flecha en el hombro del otro Dios. No por nada él era el Dios de la guerra.

- ¡Bastardo! – bramo quitando la flecha de su hombro herido –

Con su Pegaso a la cabeza cabalgo hasta saltar a la cuadriga de Yunho.

- ¡No! – Grito Jae Joong –

- ¡¿Por qué te interesa ese estúpido Dios?! - Lo tomo fuertemente por los hombros y lo sacudió –

Yunho y LeeTeuk habían desenvainado sus espadas, y estaban luchando en el reducido espacio. Yunho empujo a LeeTeuk que casi cayó de la cuadriga, y vio como Shindong sostenía al pelinegro más joven.

- ¡Suéltalo! – sintió un fuerte golpe en la espalda y con su codo hizo trastabillar a LeeTeuk –

Se recuperó rápidamente del golpe y se abalanzo contra Yunho acorralándolo contra la cuadriga. La cabeza de Yunho quedo apoyada en uno de los costados, con el filo de la espada del antiguo Dios a centímetros de su cuello. Giro la vista y vio un negro vacío bajo ellos. Caer allí significaría la muerte, incluso para él.

- ¡Yunho! – se escuchó un lastimero grito de la boca del semidiós –

Yunho utilizo todas sus fuerzas y aparto a LeeTeuk de un golpe en el vientre.

La espada cayó por el borde de la cuadriga y sintió el filo de la espada del Dios de la guerra en su cuello.

- Ríndete – con la respiración agitada y una gota de sudor resbalado por su sien –

Bajo la mirada y se arrodillo frente al Dios. Yunho se volteo y puso su espada en su lugar. De entre sus ropas LeeTeuk sacó una daga y la clavo en el costado del vientre de Yunho.

Un alarido de dolor salió de los labios de Yunho. LeeTeuk sonrió triunfante al ver al Dios encogerse de dolor.

Creyéndose el vencedor tomo las riendas del Pegaso inquieto por su dueño malherido.

El agarre de su cuello lo tomo por sorpresa, y al sentir como caía de rodillas tomó su daga. De una fuerte patada fue arrojado de la cuadriga.

Las sombras intentaron alcanzar a su Rey a toda velocidad, pero no lo lograron. El cuerpo inerte de LeeTeuk yacía a los pies del monte.

Las bestias enloquecieron e intentaron tomar la vida del Dios. Pero se vieron rodeadas de todos los dioses y demonios.

Una batalla digna de ser inmortalizada comenzó. Destellos se veían en los cielos; grandes rugidos se escuchaban.

Las bestias de las sombras fueron acorraladas y encerradas en una prisión de luz.

Las bestias del pensamiento no pudieron luchar contra el ingenio de los demonios y dioses, siendo encerradas en su prisión. Y así una a una, las bestias fueron cayendo.

Yunho estaba herido y el sudor comenzó a correr por su cuerpo.

Marek se acercó a la cuadriga y tomo a Yunho entre sus brazos, enseguida llevo consigo a su hijo.

El ejercito de Yunho rodeo al herrero y Jae Joong. Uno de los hombres subió al semidiós a una de las cuadrigas. Mientras los demás encadenaban al herrero y se lo llevaban para juzgarlo.

Marek recostó a Yunho en su lecho, mientras Hyuna preparaba unas infusiones de hierbas para darle a su hermano. Trituro en un cuenco hierbas medicinales y extendió por unas hojas la pulpa. Con ayuda de tela amarro las hojas a la herida de Yunho, levanto la cabeza del Dios y le hizo beber la infusión. Solo quedaba esperar que se recuperara.

Jae Joong, lloraba sentado fuera de la habitación.

- No llores, hijo. – su padre le acaricio la mejilla –

- No puedo evitarlo, temo que algo peor pueda sucederle.

- Es el Dios de la guerra, él puede superar esto.

Si muere, no podría sopórtalo.

Las horas pasaron, Yunho no parecía mejorar. Una fina capa de sudor cubría su frente.

- Hyuna, prepara una infusión para bajarle la temperatura.

- Si, Marek.

Molió en un cuenco hierbas y mezclo la pulpa que consiguió con agua. Se la dio de beber a Yunho, y con preocupación observo su placido rostro.

- Mañana despertara en buenas condiciones.

- Hay que dejarlo descansar. – dijo Marek haciendo salir a los demás dioses –

- Pero, no se puede quedar solo.

- Hyuna – llamo Marek –

- ¿Si, Dios supremo?

- Quiero que te quedes a cuidar de Yunho. Eres la más indicada para ello.

- Si, Dios supremo.

La noche pasó sin sobresaltos. Yunho despertaba con los primeros rayos de sol. Se movió incomodo por el dolor punzante en su costado. Froto delicadamente sus ojos y con dificultad enfoco la vista a su alrededor.

Observo a su hermana dormida junto a la cama y con ternura sacudió su brazo.

- Hyuna – llamo serenamente, para no asustarla –

- ¿Qué sucede? – pregunto confundida - ¡Yunho! – grito al ver al Dios observándole –

- ¿Qué ha pasado? – algo confundido formulo su pregunta –

- LeeTeuk te ha herido, y por ello has caído en la inconciencia.

Yunho reflexiono sobre las palabras dichas por su hermana pequeña.

- ¿Dónde está Jae Joong? – pregunto alterado, cayendo en cuenta de la ausencia de este –

- Tranquilo, él está bien.

- Quiero verlo.

- Lo traeré enseguida. – dijo poniéndose de pie y yendo en busca del muchacho –

Sentado bajo un árbol estaba el joven semidiós. Jugaba nerviosamente con sus manos, y secaba sus lágrimas de vez en cuando.

- Jae Joong.

- Hyuna, ¿Cómo está Yunho?

- Él está bien, y quiere verte.

Sin esperar más Jae Joong corrió a los aposentos de Yunho. Abrió la puerta con rapidez y le vio tendido en el lecho con una sonrisa.

- ¡Yunho! – corrió junto a él, y le tomo delicadamente su mano – me alegra que estés bien.

- No más de lo que yo me alegro de tu bienestar.

Yunho acaricio lentamente la mejilla del muchacho y con sus dedos repaso sus abultados labios.

- Bésame – dijo en un susurro –

Jae Joong dudo en un principio, pero se acercó lentamente a su amante y deposito un suave beso en sus labios.

Ambos sonrieron tímidamente al terminar aquel beso, y con un suave “te amo” reafirmaron sus sentimientos.

Shindong se encontraba nervioso, no sabía qué pasaría con él por haber apoyado a ese extraño Dios.

Estaba ante los dioses de Dubisa, todos le miraban de manera analítica y despiadada.

Trago saliva incomodo, a pesar de que nadie le decía nada, él sabía que los pensamientos de los dioses no eran amables con respecto a su persona.

Marek entro al lugar, y con resentimiento de miró directamente a los ojos.

- Shindong, está acusado de cometer un crimen contra la humanidad y el reino sagrado de Dubisa. – comenzó a decir el gran Dios - ¿Cómo se declara?

- Soy inocente, yo sólo quise tener aquello que me pertenece.

- ¿Qué le pertenece?

- Jae Joong es mío y de nadie más. Este estúpido Dios de la guerra debió morir. ¡Tuve que haberlo matado cuando tuve la oportunidad!

Luego de un corto juicio Shindong fue condenado a ser ejecutado en la roca de los sacrificios en el inframundo.

Todos se encontraban reunidos en el inframundo para la ejecución. Ante ellos un encadenado Shindong con el pecho desnudo hacia su muerte.

Sus cadenas fueron sujetas a cada extremo de la gran roca, y ante los dioses se presentó Top, quien sería el verdugo. Se acercó, y posó la punta de la estaca al pecho del herrero. Ante la vista de todos, el puntiagudo objeto se hundió camino al corazón del muchacho.

El grito de agonía se escuchó en cada lugar del inframundo, la sangre corrió por el torso del joven ahora muerto.

Con una pequeña botella de cristal, Top tomó un poco de rojiza sangre. Y con ella se vio una estela de color azulado ser atrapada en la botella.

- Esta sangre, nos ayudara a mantener el alma de Shindong bajo control. – alzo la botella y se la enseño a los presentes – Desde ahora en adelante, Wook Shindong no podrá volver a encarnar.

El alma fue puesta en custodia de una guardia especializada. El alma jamás escaparía para tener una nueva vida.

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