martes, 7 de enero de 2014

Los Dioses Pelean Por El Amor - Epilogo


- Hagamos un brindis, por Jae Joong, el futuro Dios del amor – propuso el Dios de los cielos –

Todos tomaron sus copas llenas de vino, y brindaron por el joven semidiós que se encontraba un poco avergonzado.

Todo había vuelto a la normalidad después del sacrificio del herrero. Ningún mortal sabía el paradero del muchacho, así que los rumores de que había muerto en un viaje recorrieron la comarca.

Marek organizaba la ceremonia de conversión, quería que todo saliera perfecto. Jae Joong sería como un hijo más, aunque más bien fuera su nieto.

Todo el mundo corría de un lugar a otro; decorando los alrededores, tomando las medidas de toga ceremonial de Jae Joong. Era un auténtico caos.



- ¿Qué sucede? – pregunto acariciando la mejilla del semidiós –

- Estoy un poco nervioso.

- No te preocupes, todo saldrá bien.

- ¿Pero, qué pasaría si hago algo mal?

- Lo harás bien, no pienses más en eso.

Abrazo tiernamente a Yunho y dejo descansar su cabeza sobre el pecho del hombre mayor.

Jae Joong había cambiado desde el amago de fin de los tiempos. Ahora era un poco más mimado que antes.

- ¿Yunho?

- ¿Si, cariño?

- Quiero una flor.

- En seguida te la traigo – se puso de pie y fue en busca de su hermana –

- Ya lo tienes en la palma de la mano. – escucho tres voces decir a su espalda –

- Nunca pensé que Yunho fuera tan fácil de controlar. – dijo el moreno alto –

- El amor, el amor – un suspiro escapo de la boca del más bajo del trio –

- Ha cambiado mucho, y para bien – razono con voz profunda el pelinegro –

- No creo que haya cambiado.

- Es que no lo conociste antes. – se sentó junto a él Changmin –

- Era una pesadilla inmortal – se lamentó Junsu –

- Se alteraba por cualquier cosa, y nosotros teníamos que proteger nuestras cabezas. – abrazó a su amante el pelinegro –

- Él era el terror en nuestro pacifico reino.

- Casi nadie se le acercaba por miedo.

- A pesar de que somos hermanos. Él lograba dominarnos.

- ¿Qué hacen aquí? – escucharon una voz amenazadora –

- Nosotros ya nos íbamos.

Los tres dioses se pusieron de pie y se alejaron del lugar.

- Aquí tienes tu flor – dijo entregando una hermosa flor de dorados pétalos –

- Gracias – le dio una linda sonrisa –

Una suave brisa se dejó sentir meciendo sus cabellos. Con ojos brillantes de amor Yunho le miró.

- Hoy luces más hermoso que nunca.

- Soy el novio del Dios de la guerra, tengo que estar a la altura – dijo para luego sonrojarse –

Con una risa profunda contesto a aquella frase. Una sonrisa adorno su cara, y con un abrazo rodeo el pequeño cuerpo.

- Te amo, precioso.

- Yo también te amo.

En Sakura las ofrendas se preparaban para el gran día de la conversión. Los temblores recibían la ayuda de todo aquel que la ofreciera.

Los campesinos seleccionaban sus mejores cosechas para la ofrenda. Y los animales mejor alimentados serian sacrificados.

- Señor Hwan.

- Hola joven.

- Venimos del templo a buscar a los animales para el sacrificio.

- Acompáñeme muchacho, tengo a los animales en la parte de atrás.

Amanecía con un bello resplandor, casi mágico. Yunho despertaba con una suave brisa meciendo sus cabellos.

Puso su mirada en su tierno amante que se encontraba dormido. Acaricio su cabeza lentamente y con una suave sonrisa le despertó.

- Amor, es hora de despertar.

Dejo escapar un quejido y se acurruco más en el pecho de Yunho.

- Mi amor, hoy es un día importante.

Abrió los ojos y con un suspiro hizo el esfuerzo para despertar completamente.

- Buen día.

- ¿dormiste bien?

- Si, ¿y tú?

- A tu lado siempre duermo bien.

Los golpes en la puerta llamaron su atención.

- Adelante – dijo el moreno –

- Buenos días tortolitos.

- Buenos días Hyorin.

- Vengo a buscar a nuestro futuro Dios del amor. – dijo sonriendo – ven, ponte la bata.

Jae Joong se sentó tímidamente cubriendo sus caderas desnudas con las suaves sabanas. Deslizo los brazos por la tela y esta se ciñó a su delgado cuerpo.

- Te preparare el baño dulzura – dijo Hyorin –

Una vez Hyorin desapareció de su vista Yunho se levantó, dejando ver su desnudez.

- Dame mi bata, bebé.

- Aquí tienes, amor.

Jae Joong se quedó hipnotizado observando la piel canela del bélico Dios. Sus ojos recorrieron desde los omoplatos hasta el coxis que iba desapareciendo por la bata.

- ¿Te gusta lo que ves? - sonrió coquetamente –

- Me encanta lo que veo – dijo provocativo, pero al mismo tiempo con un notorio sonrojo –

- Lamento interrumpir, Jae Joong, está listo el baño.

- Está bien. – dijo caminando hacia la chica –

Nada más entrar vio la bañera de mármol con el agua decorada de pétalos de flores. El aroma a rosas inundo sus sentidos y entro en un estado de relajación. Lentamente se sentó en el agua tibia y pudo sentir como las manos de Hyorin frotar los pétalos de rosas contra su frágil piel.

- Eso huele muy bien. – murmuro cuando sintió un líquido grasoso siendo aplicado contra sus brazos–

- Es aceite de Jazmín – dijo ella con una sonrisa –

Se levantó dejando en evidencia su cuerpo desnudo, con unas suaves telas Hyorin frotó su cuerpo, secándolo.

El agradable olor a cerezas llego a su nariz, cuando le aplicaban el perfume a su cabello.

Con alegría vio como la chica se acercaba con su toga entre sus brazos extendidos.

Con parsimonia Hyorin fue deslizando la toga por su cuerpo. Sujeto la delicada tela sobre su hombro, y la fijo en su lugar con un broche de oro blanco, con incrustaciones de diamante alrededor de un corazón de rubí.

Peino su cabello dejándolo perfectamente lacio. Puso en su dedo índice derecho un anillo de plata y cuarzo rosa, mientras que su brazo era adornado con un brazalete de amatista y oro blanco.

- Te ves precioso – sonrió al ver su obra maestra –

- Es la toga más bonita que haya visto.

- Es especialmente hecha para ti.

- ¿Por qué tiene esto así? – dijo apuntando a las líneas doradas que remarcaban algunas partes de la tela –

- Eso es porque los bordados de tu toga son hechos con hilos de oro.

- ¿Hilos de oro?

- Sí, tu vestimenta tiene que estar a la altura de un Dios.

Cuando salió del tocador Yunho ya estaba vestido con su toga.

- Te ves hermoso – dijo a abrazándolo por la cintura –

Caminaron fuera de la habitación con los dedos entrelazados. Jae dejó escapar un suave suspiro.

- ¿estás listo? – preguntaron Su, Chun y Min –

- Sí, lo estoy listo.

Los guiaron hasta el lugar donde se haría la ceremonia. A paso lento caminaban tras los otros tres muchachos.

Yunho sujeto firmemente su mano, y con una sonrisa avanzaron entre las filas de Dioses que les observaban.

Los dioses tomaron asiento mientras Jae se ubicaba frente al altar. Marek le vio con una sonrisa y acaricio su mejilla.

- Hoy es un día importante para todos nosotros, – comenzó su discurso dirigiendo la mirada a los demás dioses – hoy por fin Jae Joong dejara de pertenecer al mundo de los mortales, para definitivamente ser parte del nuestro.

Los dioses observaban muy atentos, mientras Marek rociaba con pequeñas gotas de agua, con sus dedos tomo lodo e hizo una línea horizontal en su frente.

- Jae Joong, ¿Estás dispuesto a dejar tu parte mortal, para venir a ocupar tu lugar entre nosotros? – pregunto el gran Dios –

- Estoy dispuesto.

- ¿Prometes hacer del amor el sentimiento más puro y bello?

- Lo prometo.

Sin más preámbulos, Marek tomo un trozo de manzana dorada y la puso en la boca del semidiós, aquello le daría la vida eterna. Mastico lentamente y una luz comenzó a rodearlo, se elevó y el resplandor encegueció a los dioses por unos momentos. El cuerpo de Jae Joong bajo y de inmediato se sintió diferente.

- Bienvenido, Dios del amor y la belleza – sonrió Marek –

- Gracias. – le devolvió la sonrisa con los ojos brillando de emoción –

Los dioses se acercaron y entre abrazos le felicitaron. Yunho sin dudarlo le dio un dulce beso en los labios.

- Felicidades amor, ya eres parte de nuestro mundo.

- Me siento muy feliz en este momento.

Yunho acaricio su mejilla, y le vio a los ojos con amor.

- ¿Quieres elegir tu Pegaso ahora?

- ¿Puedo? – dijo con emoción –

- Claro – tomo su mano y lo guio –

Frente a ellos las crías de Pegaso pastaban junto a sus madres. Jae Joong puso su mirada en una cría que saltaba por doquier.

- ¿Te gusta ese? – pregunto Yunho viendo al hiperactivo Pegaso –

- Sí, es hermoso.

La madre del pequeño lo acerco a Jae Joong empujándolo con el hocico. La cría tímidamente se escondió entre las patas de su madre.

- Ven, no te hare daño – dijo Jae Joong apoyado en sus rodillas –

El animal se fue acercando temeroso y olisqueo la mano del ahora Dios. Con un relinchido y dando saltos dio a conocer su alegría.

Sin lugar a dudas era el indicado. Lo tomo entre sus brazos y acaricio el suave pelaje blanco.

La suave brisa soplo y meció su cabello, dándole una vista hermosa a Yunho. Una gran sonrisa adorno el moreno rostro, y se supo en ese momento que sería feliz hasta el fin de los tiempos.

No importa cuántos siglos y milenios pasasen, sabía que estarían juntos eternamente. Aun cuando quienes hoy les rendían culto les dejaran en el olvido, su amor perduraría por siempre.

Y su trabajo como dioses jamás terminaría, ellos siempre estarían allí velando por sus fieles. Incluso estando en la oscuridad del olvido.

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