viernes, 25 de enero de 2013

Los dioses pelean por el amor - Cap. 1 parte II

Descubrir el hecho de que Jung Yunho estuviera enamorado fue algo perturbador para los dioses.

Intentaron alejar su mente del asunto de Yunho pero les fue imposible, hasta que anunciaron que el banquete estaba esperando por ellos.

Al llegar se dieron cuenta de que había dos puestos vacíos y enseguida vieron llegar a Yunho con el chico nuevo.

Yunho aparto la silla para Jae Joong y se sentó junto a él.

Comieron mientras Yunho le explicaba algunas cosas sobre Dubisa de manera amable.

- Veras que Dubisa te agradara.

- ¿En verdad?

- Claro, es primavera todo el año. Podrás ver las flores más bellas cada día al despertar.

- Creo que me agradará vivir aquí. ¿Dónde puedo encontrar las flores tan bellas que hoy me obsequio?

- Si así lo quieres, puedo asegurarme que junto a tu lecho haya cada mañana un ramo.

- Se lo agradecería.

La comida cayó de la boca de la mayoría de los dioses que en ese momento disfrutaban de la comida.

- ¿Podrían dejar de ser tan cursis? Intento comer – se quejó Changmin –

Pero Changmin fue ignorado por los tortolos que seguían hablando e ignorando a los demás.

- Déjalos ser Min. No conseguirás nada de ellos ahora.

Al levantarse de la mesa Yunho y Jae Joong se dirigieron al estanque en el que nadaban hermosos peces brillantes y dorados como si de oro se tratase.

Los pequeños peces nadaban entre las piedras del estanque y saltaban junto a las flores acuáticas. El sol se reflejaba en el agua que corría desde un angosto riachuelo hasta el estanque y en una pequeña cascada el agua de la vida caía formando un pequeño arcoíris para seguir su camino en un pequeño hilo cristalino.

La suave brisa soplaba meciendo los negros cabellos de Jae Joong. Sus labios rosas y abultados, sus mejillas manchadas de un leve tono carmín. Yunho le miraba embobado, cada facción del rostro de Jae Joong le parecía esculpida a mano.

Con un brillo especial en los ojos y una sonrisa dulce le decía a Jae Joong que esos peces al ser sacados de su hábitat se convertían en oro sólido.

- Todos los animales que hay aquí son únicos.

- ¿Sería peligroso si alguno de ellos existiera en el mundo de los mortales?

- Así es, si los humanos los vieran acabarían con ellos. El humano es un ser codicioso y cae fácilmente ante la tentación de la riqueza y el poder.

- ¿En verdad lo crees así?

- Siendo el Dios de la guerra he visto muchas batallas, gran parte de ellas causadas por cosas sin sentido. He visto humanos matar y morir por la codicia. He visto niños morir y ser vendidos por el poder. Cuando eres un Dios pasas mucho tiempo observando el mundo mortal, y logras ver muchos de sus defectos y sus pocas virtudes.

- en Sakura hay gente muy buena, deberías darles una oportunidad antes de juzgarlas a todas.

- Hay personas buenas, pero son realmente muy pocas. La mayoría sólo se deja llevar por la codicia.

Sin tener más que decir para defender a las personas prefirió callar.

Mariposas de vividos colores comenzaron a revolotear a su alrededor y se posaban en su toga deslizándose sobre la tela.

Yunho observo la tela de baja calidad que Jae Joong usaba y decidió que era hora de vestir como un futuro Dios.

- Jae Joong, es hora de cambiar tu vestimenta por la adecuada.

- ¿cambiar mi vestimenta?

- Sígueme. – dijo Yunho comenzando a caminar con Jae Joong tomado de su mano –

Lo llevo a una amplia sala con bancas de mármol en el que una muchacha se encontraba.

- Hyo Rin – dijo Yunho –

- ¿Qué haces por aquí Yunho? ¿Necesitas otra toga?

- Necesito una toga de seda para él.

La chica de piel tostada se voltio y vio al hermoso joven tras Yunho.

- Pero que chico más hermoso.

- Él es Jae Joong – sonrió Yunho –

- Es un gusto conocerte Jae Joong.

- El gusto es mío.

- Quiero que le hagas una toga acorde a su futura posición de Dios.

- Ven aquí muchacho, déjame tomarte las medidas.

Jae Joong se acercó tímidamente a Hyo Rin y dejo que le tomara las medidas.

- Que cintura más pequeña tienes cariño.

Jae Joong se sonrojo ante el comentario y sonrió tímidamente.

- ¿Puedes hacer una toga a su medida?

- Yo puedo hacer cualquier cosa. En un par de días podrás venir por ella. Veras lo linda que te quedara.

- Entonces en dos días volvemos. Adiós

- Adiós – dijo Jae dejándose llevar por Yunho –

- Adiós –se despidió Hyo Rin –

Caminaron entre las columnas de mármol hasta los jardines donde se encontraron con TaeYang alimentando a unas aves en sus manos.

- ¿Quién es él? – preguntó Jae Joong al ver al chico de las trenzas –

- Es el Dios de los animales. Él le da la vida y protege a cada uno de los animales de Dubisa y de la tierra.

- Ese es un hermoso trabajo.

- Así como ama verlos vivir sanos y fuertes; sufre al verlos enfermar o morir.

- Me imagino que para él es un martirio verlos sufrir

- Es lo peor por lo que puede pasar.

Al pasar cerca del arroyo pudieron ver a Junsu jugando con el agua y los peces.

- A Junsu ya lo conoces.

- ¿De qué es Dios él?

- Es dios del mar y el nacimiento, él cuida y protege el mar y vela por el bienestar de los recién nacidos.

A medida que iban avanzando se fueron encontrando con más dioses; como el dios del vino, la diosa de la fertilidad, la diosa de los deportes y muchos otros.

La suave brisa seguía golpeando el rostro de Jae Joong meciendo sus cabellos.

- Jae Joong

- ¿Sí?

- ¿Quieres conocer a mi fiel compañero?

Caminaron cerca de los aposentos del Dios de la guerra, y se encontraron con un enorme Pegaso de color negro que descendía desde lo alto.

Jae Joong retrocedió asustado al ver al enorme caballo alado bajar desde el cielo.

- Tranquilo – le dijo Yunho – él es tormenta, mi Pegaso.

- ¿Tu Pegaso?

- Así es, dale esta manzana y acarícialo – dijo Yunho entregándole una manzana dorada a Jae Joong–

- Es hermoso – dijo dándole la manzana y acariciándole la cabeza –

- Hay más, si quieres te puedo llevar a ver los demás.

- ¡Llévame a verlos! – dijo emocionado –

Caminaron a unos jardines cerca de grandes árboles con manzanas doradas. Se podía ver a un Pegaso blanco comiendo una manzana que había caído.

- ¿Sólo hay negros y blancos? – pregunto al ver caballos alados negros y blancos –

- Sí, son únicamente negros o blancos.

- Son muy bonitos.

- Cuando seas Dios podrás elegir una cría y hacerte cargo de ella.

- ¿Cómo sabré cuál es el indicado?

- Sólo lo sabrás cuando sea tiempo.

- De acuerdo.

Se sentaron bajo los grandes manzanos y disfrutaron de los maravillosos animales galopar alegremente.

Jae Joong miró fijamente las manzanas doradas que reposaban sobre su cabeza.

- Yunho.

- ¿Sí?

- ¿Por qué las manzanas de este árbol son doradas?

- Eso es porque este es el árbol de la vida eterna.

- ¿Por qué es dorada?

- Es dorada porque la vida es un tesoro muy valioso, al igual que este fruto.

- ¿Sólo lo comen ellos?

- No, el fruto de la vida eterna también la comen los semidioses en el ritual para convertirlos en dioses.

- ¿tendré que comerlo cuándo me conviertan?

- Sí, ningún arma humana podrá dañarte.

- ¿tú eres inmune a las armas humanas?

- Sí, quizá en un principio te parezca algo complicado. Pero después lo entenderás.

Un suave relinchido llamo la atención de Jae y vio un majestuoso unicornio cabalgando elegantemente por la pradera.

- Es un…

- Unicornio.

- Es muy bonito.

- ¿quieres tocarlo?

- ¿puedo?

- Claro.

Caminaron hasta el bello animal; con cuidado y una manzana dorada en la mano lo alimento. El unicornio se dejó acariciar y relinchó alegre por las tiernas caricias.

Una gran campanada se dejó oír por todo el reino.

- ¿Qué fue eso? – pregunto Jae Joong sobresaltado –

- La campana que anuncia la hora de comer. – dijo tomándolo de la mano para caminar al gran salón –

Como cada construcción en el reino de los dioses, el gran salón estaba hecho mármol.

Cada silla estaba hecha de la madera más fina y ágilmente tallada.

Sobre la mesa un banquete estaba listo para deleitar el paladar de los dioses.

Yunho aparto la silla para Jae Joong y luego se sentó junto a él.

Todos los dioses ocupaban su lugar y esperaban la aparición del Dios más poderoso de todos.

Marek apareció por las grandes escaleras y todos los dioses se pusieron de pie para recibirle.

- Tomen asiento – dijo Marek para posteriormente sentarse –

Marek miró a todos los dioses y sonrió a Jae Joong.

- Como algunos ya sabrán, hoy tenemos aquí presente a un joven muchacho que viene desde Sakura. – comenzó a decir Marek. Rápidamente los murmullos comenzaron - ¡silencio! – exigió el gran Dios – Jae Joong aquí presente será convertido en uno de los nuestros.

- ¿¡Qué!?

- Pero, habíamos acordado no volver a convertir a un semidiós. Sabes perfectamente lo que pasó la última vez.

- Sé perfectamente que fue un error convertir a LeeTeuk. Pero, Jae Joong ha demostrado ser digno de ser convertido en Dios.

- Sigue siendo un gran riesgo.

- Confió en que Jae Joong no sumergirá a la humanidad a 10 años de obscuridad como lo hizo LeeTeuk.

- ¿Qué te hace pensar que él no arrastrara a la humanidad a otra década de miseria y hambre?

- LeeTeuk tenía ambición y sed de poder. Jae Joong por el contrario es un chico dulce y sin ambición.

- No puedes estar seguro de eso.

- Propongo que pongamos a prueba a Jae Joong para saber si merece ser convertido en Dios.

- ¿Todos están de acuerdo?

- Sí.

La comida avanzo tranquila con varias miradas dirigidas a Jae Joong. Todos parecían mirarle con desconfianza.

Yunho notó la incomodad de Jae Joong, así que estaba dispuesto a marcharse cuando SunYe se acercó.

- Espero los disculpes, sólo están nerviosos por lo que pueda pasar.

- Sé que debe ser difícil superar algo como eso.

Lentamente Jae Joong y Yunho caminaron fuera del salón y con la mirada en el cielo fueron a las cataratas de la eterna juventud.

- Yunho.

- Dime.

- ¿Qué pasó con LeeTeuk?

- Él hizo algo horrible y fue castigado.

- ¿Castigado?

- Esta encerrado bajo el monte de los lamentos.

- ¿El monte de los lamentos?

- Allí van las almas condenadas a estar eternamente a la agonía.

- Entonces, ¿él está allí?

- No, él está debajo del monte. Condenado a escuchar por la eternidad los lamentos y a no volver a ver la luz del día.

- Prometo no cometer un error.

- Me alegra saberlo.

- ¿Por qué? Apenas nos conocemos hace unas horas.

- Me gusta tenerte aquí conmigo.

Jae Joong bajó la cabeza con un lindo sonrojo cubriendo sus mejillas.

De repente el cielo comenzó a obscurecer y Yunho rápidamente tomó a Jae Joong de la mano.

- Rápido sígueme – dijo comenzando a correr –

- ¿Por qué?

- Después te explico, ahora corre.

Desde lo lejos pudieron ver a los animales corriendo y las aves volando a refugiarse.

- ¡Rápido, corran! – escucharon a Marek decir mientras esperaba con la puerta abierta –

Al entrar pudieron ver a Tae Yang y otros dioses entrar por otra puerta que se encargaron de cerrar.

- ¿Qué sucede? – preguntó alarmado Jae Joong –

- Una vez al año nuestro mundo cae en la penumbra.

- Las bestias de la obscuridad vienen buscando venganza por encerrar a LeeTeuk.

- Cada vez que vienen arrasan con todo y matan a todo aquel que se ponga en su camino.

- Así fue como murió el anterior Dios de la belleza y el amor.

- Pierre tuvo una muerte terrible.

- No alcanzó a entrar y cuando salimos a buscarlo, él ya estaba muerto.

- Tenía una flecha envenenada clavada en el pecho.

- Ellos tienen parte de las armas más poderosas confeccionadas en Dubisa.

- La primera vez que invadieron Dubisa se robaron muchas de ellas.

- Son las únicas armas que pueden matar a un Dios.

Jae Joong escucho con pesar los relatos de los dioses. Un gran rugido se dejó escuchar alrededor de la estancia.

- Pronto obtendremos nuestra venganza – una terrorífica voz se escuchó –

- Recuperaremos a nuestro Rey – hablo la siguiente voz –

- Cuando ese día llegue nos apoderaremos de Dubisa.

- No quedara rastro alguno de los grandes Dioses de Dubisa.

El gran estruendo continúo y un impotente Yunho con espada en mano estaba dispuesto a salir.

- ¿Qué crees que harás? – preguntó Marek –

- Combatir a las bestias.

- Te matarán.

- No puedo permitir que destruyan nuestro reino.

- Yunho, no vayas. – rogo Jae Joong con ojos llorosos –

Y sólo eso fue necesario para Yunho se arrepintiera de salir.

- Jae Joong, por favor no cometas el error de LeeTeuk – suplicó su padre –


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