sábado, 1 de diciembre de 2012

Los dioses pelean por el amor - Cap. 1 parte I

La vida en Dubisa estaba llena de lujos y tranquilidad. La tierra de los dioses era rica en todo sentido. Los dioses se levantaban junto con el sol y hacían correr cálidas brisas para que los mortales despertaran.

- Buen día Jae Joong – saludo el Dios de la guerra y la fortaleza a su amante que comenzaba a despertar –

- Buen día Yunho – contesto sonriendo el semidiós –

- ¿dormiste bien?

- Junto a ti siempre duermo bien.

Con una sonrisa en los labios beso a Jae Joong con ternura. Permanecieron unos minutos sobre la cama y se levantaron.

Jae Joong camino por la habitación en su bata de seda.

Yunho se levantó dejando ver su bien formado abdomen.

Una vez arreglados salieron a desayunar con los demás dioses. En la larga mesa había frutas, guisados, vino, y otros deliciosos manjares.

Con alegría todos disfrutaban de los alimentos, en especial el Dios de la sabiduría y las letras que era un amante de la comida.

Otros que disfrutaban la comida, pero con más calma eran el Dios del mar y del nacimiento, y el Dios de la música y las artes.

- Changmin, te vas a ahogar. – dijo Junsu el Dios del mar y el nacimiento –

- Yo se lo que hago.

- No querrás que T.O.P venga por ti – dijo Yoo Chun el Dios de la música y las artes haciendo referencia al Dios de la muerte y soberano absoluto del reino de los muertos –

- Soy inmortal, quiere decir que no puedo morir – dijo con un tono de superioridad –

- Eres un altanero – dijo Junsu –

En ese momento Yunho y Jae Joong se sentaban a la mesa.

- ¿ustedes no se cansan de pelear? – comento divertido Yunho –

- Mira quien habla. – rieron los tres dioses –

- Yo soy el Dios de la guerra y la fortaleza , en mi es justificado – se defendió –

- Al menos ya no nos amenazas con cortarnos la cabeza. – dijo Yoo Chun –

- Ya sabes Chun, el amor cambia incluso a los dioses. – comento Junsu –

Jae Joong sonrió ante el comentario y se aferró al brazo de su amante.

- Hagamos un brindis, por Jae Joong, el futuro Dios del amor – propuso el Dios de los cielos –

Todos tomaron sus copas llenas de vino y brindaron por el joven semidiós que se encontraba un poco avergonzado.

- ¿No nos invitan a brindar? – pregunto T.O.P que llegaba junto a su amante; un semi-demonio con alma, que se encargada de atormentar a los mortales en sus sueños –

- Siéntense, un Dios siempre es bienvenido al igual que su amante. – dijo SunYe Diosa de la bondad –

- Me han informado, que alguien ha estado haciendo travesuras en el mundo de los mortales – dijo TaeYang Dios de los animales, refiriéndose al amante de T.O.P –

- No puedo controlar a mi amante, es un semi-demonio, hacer travesuras está en sus genes – dijo sonriendo mientras apretaba la mejilla de su travieso amante –

Los pobladores de Sakura sabían que los dioses estaban felices por el hermoso día que les brindaban.

La madre de Jae Joong miraba a los cielos mientras sonreía ya que sabía que su hijo se encontraba con los dioses en el lugar al que pertenecía.

- Buenos días – saludaba un viejo sabio a la mujer –

- Buenos días para usted también. – dijo haciendo una reverencia –

- Me entere que su hijo vino hace poco al pueblo.

- Si, la verdad es que espero que pronto vuelva de visita.

- Me encantaría verlo. Desde que se fue a Dubisa con los dioses no le he vuelto a ver.

- Usted estuvo ocupado en su viaje a la capital. – recordó la mujer –

- Así es, incluso hasta allí ha llegado la noticia de que su hijo será convertido en Dios.

- Las noticias vuelan rápido.

Siguieron hablando por un rato sobre el futuro del semidiós.

- Usted sabe cómo corren en el país este tipo de noticias. Incluso el Rey quería tomar en matrimonio a su hijo, pero al saber que es el amante del Dios Yunho no quiso cometer una ofensa a los dioses.

- Nuestros dioses son muy buenos como para pagarles de esta manera. – estuvo de acuerdo la mujer –

Los monjes de los templos entregaban sus ofrendas a los dioses por haber logrado pasar exitosamente el invierno.

Yunho y Jae Joong paseaban por los jardines de rosas de Dubisa. Las aves extendían sus alas y volaban en lo alto sobre sus cabezas.

Un ave fénix suco los cielos dejando un rastro luminoso a su paso.

Yunho notó como Jae Joong estaba encantado observando al ave fénix alejarse.

- ¿Jamás has visto a un ave fénix de cerca?

- Nunca.

- ¿quieres ver cómo nacen?

- Si – dijo Jae Joong emocionado –

Lo llevo hasta una edificación de estilo griego cercana la cual se parecía al templo de Zeus. Desde donde estaban se veían destellos anaranjados que alumbraban algunos pilares.

Antes de entrar debieron agacharse para no ser golpeados por un ave fénix que salía en ese momento.

Entraron y se dirigieron hacia la izquierda. Llegaron a una habitación en donde había aves fénix en nidos.

Yunho y Jae Joong se acercaron hasta un ave que estaba rompiendo el cascaron, y mantuvieron una distancia prudente.

Los ojos de Jae Joong se iluminaron al ver a esa pequeña criatura dando su primer aliento de vida.

- Es hermoso – dijo observando a la pequeña ave recién nacida. –

- Sólo nace 1 cada cinco mil años. – dijo Yunho – por eso te traje aquí hoy. Para que vieras este momento por ti mismo.

- Gracias.

- Este es un evento muy importante, por lo que cada Dios lo viene a ver. – dijo apuntando hacia un lugar en donde los demás dioses estaban observando al ave que llegaba al mundo. –

Luego de ver unos minutos al ave que acababa de romper el cascaron salieron de la amplia habitación.

- Ven, te llevare a verlas renacer – dijo Yunho tomando la mano de Jae Joong –

Pasaron a una habitación que había hacia la izquierda. Cuando Jae Joong entro a la habitación sintió su corazón romperse.

En aquella habitación se podían ver a aves fénix agonizando. Las lágrimas comenzaron a correr por las mejillas de Jae Joong.

- Tranquilo, solo observa. – le dijo Yunho al oído –

En ese momento vio como un ave quedaba envuelta en llamas hasta quedar reducida a cenizas.

Cubrió su boca con una de sus manos y su corazón se oprimió.

Desde las cenizas se vio una pequeña cabecita surgir. Con un poco de dificultad el ave que renacía se sacudía las cenizas de su pequeño cuerpo.

El rostro de Jae Joong volvió a iluminarse con alegría al verlo.

- Las aves fénix renacen desde sus cenizas – dijo Yunho –

- ¿entonces nunca mueren? – pregunto Jae Joong –

- Solo pueden morir por la mano de un mortal. – dijo Yunho – cuando un humano lo ve volando les lanzan flechas y los matan. El fénix es escurridizo, pero no le teme a los mortales.

- ¿Es por eso que nace un ave fénix cada cinco mil años?

- Si, cuando un ave fénix nace, ya han muerto tres en mano de los mortales. – dijo con tristeza – desde hace un tiempo evitamos que las aves fénix salgan de Dubisa, para evitar que las pocas que aún viven mueran en el mundo mortal. Ellos parecen fascinados cada vez que ven a una caer envuelta en llamas.

- ¿Por qué no renacen de sus cenizas como aquí en Dubisa?

- Porque sería arriesgado que una criatura como el fénix cayera en manos de un mortal.

Se marcharos luego de ver a las aves que habían renacido.

Volvieron a su paseo por los jardines de rosas encontrando mariposas y pequeñas aves a su paso.

En el mundo mortal el herrero Wook Shin Dong pensaba continuamente en la manera de tener al semidiós.

Algunos de sus amigos se habían percatado de la admiración poco sana que el joven herrero tenia hacia el bello semidiós, pero ninguno lograba hacer que entrara en razón y dejara de amar al muchacho casi inmortal.

El muchacho solía buscar el amor en los imposibles; siempre buscaba el amor en personas con belleza sobrenatural. Pero el semidiós lo había cautivado.

Siempre fue un muchacho llevado a sus ideas, jamás escuchaba a nadie. Quizá se debía a que su familia jamás le presto la suficiente atención, ni le dio el suficiente amor. Era el hijo no deseado de una familia humilde al norte del país, que huyo a Sakura de los malos tratos de su padre.

Por su parte Jae Joong siempre recibió amor y atención por parte de sus padres. A pesar de ser algo raro, el Dios de la pureza visitaba a su hijo con regularidad.

Jae Joong creció escuchando por boca de su padre de lo maravilloso que era Dubisa, el reino de los dioses.

Desde pequeño soñó con poder estar en el reino en que sólo los dioses podían habitar, y conocer al afamado Dios de la guerra que temían tanto dioses como mortales.

Nunca pensó que a sus 19 años iba a ser llamado a Dubisa para ser convertido en Dios.

En Dubisa, Jae Joong tenía una sonrisa en el rostro al recordar el día en que fue llevado allí por su padre.

El día en que partió a Dubisa estaba emocionado ante el hecho de que al fin conocería el lugar maravilloso donde su padre vivía.

Al llegar quedo encantado con la belleza del mítico lugar. Era un lugar de ensueño con ríos y cascadas, una flora y fauna variada y única.

Se separó de su padre y comenzó a recorrer los bellos jardines de Dubisa. Disfrutaba el delicioso aroma de las flores doradas que lo rodeaban cuando sintió pasos delante de él.

Levanto la vista, y vio a un hombre alto y de piel morena acercarse con una armadura al estilo griego. Las cuerdas de cuero que salían de sus sandalias, rodeaban parte de sus piernas cubiertas con protectores hechos de algún metal.

El hombre le miro horrorizado y desenvainó su espada dorada, y con elegancia la situó a la altura de su cuello dispuesto a cortarle la cabeza. Rápidamente cubrió su cara con las manos asustado.

La dulce voz de su padre evito que Yunho le cortara la cabeza.

- No le hagas daño, es mi hijo – hablo serenamente el Dios de la Pureza –

- ¿Tu hijo?

- Así es.

- Pero, es un semidiós, él no puede estar aquí.

- Será convertido en Dios.

- ¿Dios?, ¿Dios de qué?

- Dios del amor y la belleza.

- ¿El amor y la belleza? – dijo embobado al ver mejor al muchacho –

- Sí, es correcto. Ahora, si nos disculpas, debo seguir enseñándole el lugar a mi hijo. – se disculpó el dios de la pureza –

- Adelante – dijo aun embobado –

Se presentaron ante el gran rey de los cielos, quien recibió a Jae Joong con una sonrisa.

- Pequeño, bienvenido a Dubisa – dijo el padre de los dioses dándole un abrazo a Jae Joong –

- Gracias señor – sonrió feliz –

- ¿Te han enseñado tus aposentos?

- No

- Bueno, entonces yo mismo te los mostrare - dijo levantándose para caminar junto a Jae Joong y su padre –

La mullida cama destacaba entre telas color lila, las paredes blancas, y pilares de mármol.

El sonido de algo aparentemente metálico cayendo al piso. Al voltear pudieron ver al Dios de la guerra que había dejado cae su casco.

- Lo siento – dijo levantando el casco del suelo –

- Oh, Yunho, que gusto verte. – dijo el padre Dios – ven aquí muchacho. Te presentare a Jae Joong. Aunque creo que ya lo viste – dijo al darse cuenta del ramo de flores mal trecho que tenía en su mano –

- Bienvenido a Dubisa – dijo entregándole el ramo de flores –

- Gracias – dijo de manera dulce –

- Yunho, ¿Por qué no le muestras nuestro reino a Jae Joong?

- Claro señor – dijo haciendo una reverencia –

Yunho y Jae Joong caminaron juntos mientras Yunho le platicaba el hermoso reino de Dubisa.

Cada Dios que les veía pasar quedaba extrañado por la enorme e inusual sonrisa que tenía el siempre serio Dios de la guerra.

- Por Marek (el Dios de los cielos y padre de los dioses), ¿Mis ojos me engañan? – dijo el dios de la música y las artes –

- ¿Qué sucede? – preguntó su amante –

- Junsu, mira allí y dime lo que ves – dijo moviendo el rostro de su amante en dirección a Yunho –

El pequeño dios se levantó de la banca para tener una mejor visión.

- Pues veo a un chico muy mono y a Yunho sonriendo con él… ¿¡Yunho sonriendo!? – el joven Dios cayó sentando de nuevo a la banca por la sorpresa –

- ¿Por qué tanto escándalo? – dijo algo irritado el dios de la sabiduría –

- Yunho – dijeron –

- ¿Qué pasa con él?

- Mira

- ¿Qué tiene de raro Yunho sonriendo?....... espera, ¿¡Yunho esta sonriendo!?

- ¿Ahora entiendes?

- Por Marek, creo que me va a dar algo – dijo sujetándose el pecho –

- Tranquilo, no queremos quedarnos sin un Dios menos.

- ¿Qué le pasa a Yunho?

- No sé, pero quizá tenga que ver con el chico que esta con él.

- ¿Qué chico?

- El chico tierno que va junto a él.

- Nunca lo había visto.

- Ni yo.

- Oh no, ¿Será un mortal?

- No puede ser. Tienen prohibida la entrada.

- Además, Yunho hubiera sido el primero en córtale la cabeza.

- ¿Qué tal si preguntamos quién es?

- Es buena idea, vamos.

Llegaron junto a ambos muchachos y les saludaron tranquilamente.

- Yunho, ¿Nos presentas a tu amigo?

- Bueno, él es Jae Joong.

- Es un gusto conocerlos. – dijo haciendo una reverencia –

- ¿De dónde eres? – pregunto Changmin –

- Vengo la Sakura.

- Es un mortal – dijeron al unísono alarmándose –

- Hay que deshacerse de él. – dijo Yoo Chun –

- Chicos, tranquilos, es un semidiós – les explico Yunho –

- ¿semidiós? Pero, los semidioses no puede estar aquí.

- Será convertido en Dios. – dijo mirando con devoción a Jae Joong –

- De acuerdo… Yunho, ¿Podemos saber qué te pasa?

- No me pasa nada en absoluto.

- ¿Seguro?

- Seguro. Jae Joong, ven te seguiré mostrando el lugar.

- De acuerdo – sonrió dulcemente –

Los tres dioses se quedaron observando al Dios y al semidiós alejarse del lugar.

- Aquí está pasando algo muy extraño.

- Y no sólo es la sonrisa del Yunho.

- Nunca antes había aceptado tan bien que convirtieran a un semidiós en Dios.

- Ese chico debe tener algo especial.

- Sin lugar a dudas.

Los tres dioses decidieron seguir a ambos chicos y a cada minuto se sentían más extrañados, Yunho portándose tierno, Yunho regalando flores, Yunho siguiendo a todas partes a un muchachito. Si, definitivamente creían que les iba a dar algo.

- ¿A quién espían?

- ¡Ah! – gritaron los tres de la sorpresa – SunYe, nos asustaste.

- Estamos siguiendo a Yunho con ese chico.

- ¿Qué chico?

- Ese, Yunho está muy extraño.

- ¿Extraño?

- Si, se comporta tierno y detallista.

- Oh, Marek – dijo SunYe cubriendo su boca –

- ¿Es algo grave? – preguntaron preocupados –

- ¡Está enamorado! – dijo feliz la Diosa –

- ¿¡Enamorado!?¨



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