El violinista del 315- Oneshot

Escuchen esta canción mientras leen, le dará el ambiente.

Desde hace meses, observo desde mi ventana a un solitario chico que toca el violín desde su balcón. Jamás he visto su cara, puesto que vivo en el edificio de al lado pero unos pisos mas abajo.

Hoy como cada noche él está en el balcón con su violín tocando claro de luna. Puedo ver su silueta a la luz de la luna y el arco moviéndose majestuosamente sobre las cuerdas del violín.

Cada nota llega a mis oídos tomando la forma de aquella hermosa sonata. Cerré mis ojos dejando escapar un suspiro y sonriendo ante tan bella interpretación.

Hasta pasado la media noche lo escuche tocar diferentes canciones de Beethoven. Termino de tocar für Elise y comenzó nuevamente a tocar claro de luna.

Así termino la noche y mi concierto nocturno.

Desperté y me encamine a mi trabajo como cualquier otro día esperando ansioso por la llegada del ocaso para encaminarme a casa para escuchar a mi violinista en el balcón.

-          Nuevamente tienes esa radiante sonrisa – dijo mi compañero - ¿nuevamente el violinista dio su concierto nocturno?

-          Así es – sonreí –

-          Morirás de amor si no te le declaras. Deberías buscarlo y confesarte

-          No podría hacerlo. Somos hombres no me atrevería a hacer algo como eso.

-          El amor no entiende de sexo. Solo búscale y se feliz, Yunho.

-          Quizá en un futuro.

-          Recuerda que las cosas no duran para siempre, y lo más probable es que haya alguien que también le quiera.

Cuando volví a casa improvise una cena y me senté junto a la ventana a esperar la melodía del violín.

La melodía lenta de claro de luna comenzó a sonar y me dirigí a mi ventana a verlo. Allí esta él nuevamente tocando esa bella canción.

Hoy la luna llena estaba en lo alto más brillante y grande que nunca. El maravilloso brillo plateado de la diosa nocturna, me permitió ver entre las sombras sus delicados y bellos rasgos. Su rostro apenas era visible pero se le miraba muy hermoso.

La brisa mecía su cabello y brillantes lágrimas se deslizaban por sus mejillas.

Sólo toco claro de luna y se marcho.

Durante toda la noche estuve con esa opresión en el pecho y un nudo en la garganta desde que lo vi llorando.

Llegue a mi trabajo aun triste por lo sucedido. Realmente me puso mal ver ese bello rostro empapado en lágrimas.

-          ¿Qué sucede? Te ves triste

-          El chico del violín… él estaba llorando.

-          ¿llorando?

-          Si… él comenzó a tocar claro de luna y lloro. Luego, entro a su departamento y no volvió a salir.

-          Deberías hablar con él.

-          No podría hacerlo. No lo conozco.

-          Pero no perderás nada con intentarlo.

-          Amigo, no lo hare.

-          Esta bien, no lo hagas si no quieres

Esa noche cene tranquilamente pensando que no saldría a tocar. Pero, grande fue mi sorpresa al escuchar la melodía ya nombrada salir de su violín.

Me asome a la ventana con un plato de Kimchi y lo observe mientras comía.

Hoy solo se veía su silueta delineada por la obscuridad como los demás días.

Me quede viéndole por un largo rato hasta que entro a su departamento. Cuando estaba dispuesto a irme a dormir veo como la luz de su balcón se enciende, y el sale con su violín. Nuevamente comenzó a tocar y pude apreciar más su delicada belleza. Él reparó en mi presencia y me sonrió cálidamente.

-          Gracias por escucharme – me dejo escuchar su hermosa voz en esa pequeña frase –

-          Es un placer escucharte – le respondí y sonreí –

Él siguió tocando para mi deleite.

Pasadas las tres de la mañana él se despidió e ingreso a su departamento.

Aunque desperté cansado y con unas ojeras monumentales estaba feliz. Por fin había hablado con el chico que me regalaba melodías cada noche.

-          Vaya, hoy pareces feliz.

-          Me ha hablado.

-          ¿te hablo?

-          Si, vio que lo observaba y me hablo.

El tiempo pasó, él seguía tocando y hablábamos de vez en cuando.

-          ¡admirador! – me grito - ¿tienes cerillas?

-          Claro, ten – dije arrojándoselas –

El encendió su cigarrillo y comenzó a fumar. Hablamos el resto del tiempo y antes de irse toco claro de luna para mí. Él sabía que amaba esa canción.

-          ¿de las melodías que toco, cuál es tu favorita?

-          Claro de luna.

-          También es mi favorita. – sonrió –

Desde hace unos días se le ve triste y ha comenzado a utilizar una venda en su brazo. No me atrevo a preguntar que le ha pasado.

Hoy no ha salido a tocar. Me preocupa y no se como hablar con él.

Han pasado tres días y no ha vuelto a tocar.

Estaba caminando a mi edificio cuando de la nada escucho tras de mi “Hey, admirador.” Me volteo y es él sonriendo.

-          ¿quieres dar un paseo por el parque? – me pregunta –

-          Si, claro que quiero. – sonreí –

Caminas durante un rato por el parque y nos sentamos en una banca.

-          ¿Por qué no has salido a tocar?

-          No me he sentido bien.

-          ¿estas enfermo?

-          Si

Volvimos a paso lento y cada uno entro a su edificio.

La tarde paso lenta y aburrida. Decidí salir con un amigo esa noche y disfrutar.

El sonido de la música inundaba el lugar y había personas bailando y bebiendo por doquier.

Bebí una cerveza y junto a una chica comencé a bailar.

Eran las dos de la mañana y la noche aun era joven. No bebí mucho realmente. Él ebrio era mi amigo. Llame a un taxi y fuimos a su casa. Antes de llegar a la puerta él ya estaba dormido y me toco arrastrarlo hasta su habitación.

-          Mamá duerme conmigo – dijo abrazándome entre sueños –

Intente liberarme de su agarre pero me fue imposible. Así que esa noche termine durmiendo con mi mejor amigo abrazado a mí.

-          Buenos días – le dije apenas lo vi despertar –

-          Buenos días, ¿Qué haces aquí?

-          Te dormiste y no me dejaste ir.

-          Oh, lo siento – se disculpo avergonzado –

-          No pasa nada. Ven, preparare el desayuno

-          De acuerdo.

Desayunamos y pasamos la mañana juntos.

Al llegar la tarde me fui a mi departamento, y antes de entrar al edificio, vi a mi violinista entrar corriendo al edificio de al lado mientras lloraba.

No supe que paso y no pude averiguarlo porque esa noche no salió a tocar.

Amaneció lloviendo. Vi a través del cristal las gotas de lluvia empándalo todo. Dirigí mi mirada hasta el balcón y lo pude ver empapado, mientras sus lágrimas se confundían con las gotas de lluvia que caían sin piedad sobre su delicado cuerpo.  Me quede en shock observándolo.  Él sujetó su brazo vendado y bajo su cabeza mientras que se estremecía por el llanto. No paso mucho tiempo para que entrara a su departamento.

Al rato se quedo viendo al cielo por la ventana mientras acariciaba a su gato.

La lluvia no paro durante tres días, pareciera como si el cielo compartiera su tristeza o fuera él quien provocaba la lluvia con sus lágrimas.

Cuando la lluvia paro volví a trabajar. Aun tenía la escena de él llorando bajo la lluvia en mi cabeza.

Me distraía con facilidad al pensar en lo ocurrido. Fue como ver a un ángel llorar.

Lo vi nuevamente observando desde su ventana. No parecía querer tocar hoy tampoco.

Durante cuatro días no toco y al quito lo vi discutir por teléfono mientras miraba por la ventana. Arrojo el teléfono furioso al suelo y lloro amargamente cubriéndose el rostro.

Esa noche salió a tocar. Lo observe mientras con los ojos cerrados interpretaba la ya conocida melodía.

Durante toda la noche toco claro de luna. Una y otra vez la toco y no pude dejar de observarlo.

Al amanecer me vio sonriendo, dijo “gracias por escucharme”, y  entonces entro a su departamento.

Después de dos horas de sueño no pude dormir más, y salí del departamento a caminar al parque para ver si me encontraba con mi violinista.

Una vez fuera de mi edificio pude ver un gran tumulto en el edificio donde vivía  mi violinista.

Me acerque y pude ver a detectives y la policía, algo malo había pasado.

Escuche a algunas mujeres hablar.

-          Pobre muchacho.

-          ¿Quién es?

-          Jae Joong

-          ¿Qué fue lo que paso?

-          El chico del 315 vecina.

-          ¿el violinista del 315?

-          ¿Qué fue lo que paso?

-          El conserje lo encontró tendido en el piso muerto.

-          Estaba rodeado de medicamentos. Creen que fue suicidio.

-          ¿se suicido? ¿Por qué si tenia toda una vida por delante, con sus 20 años recién cumplidos?

-          Estaba enfermo.

-          ¿recuerdan la venda que tenia en el brazo?

-          Le ataco una bacteria y le estaba matando el brazo. Se lo  iban a amputar.

-          Él siempre dijo que no podría vivir si no podía tocar el violín.

-          Pobre muchacho y tan joven.

Quede sorprendido al escuchar la plática de esas mujeres. En seguida vi como sacaban una camilla con una sabana blanca cubriendo su cuerpo. Su gato y su violín estaban sobre él. El gato estaba acurrucado en su pecho y lanzaba pequeños y lastimeros maullidos, mientras su violín y el arco estaban en su abdomen. La sabana se resbalo y dejo ver su hermoso rostro pálido y opaco, sus labios rosas estaban tan blancos como su piel.

Cubrieron su rostro lo subieron al vehículo.

-          ¿Qué haremos con el gato?

-          No lo se, no quiere separase del cuerpo.

Una suave llovizna comenzó a caer, y poco a poco se hacia mas fuerte.

-          El cielo esta llorando la muerte de un ángel. –escuche decir al portero del edificio de mi violinista. Se quito su sombrero e hizo una reverencia mientras se llevaban el cuerpo –

Rápidamente todos hicimos una reverencia para darle su último adiós.

Esa fue la última vez que vi a mi violinista y esa noche la última que lo escuche tocar claro de luna.

Aun hoy me parece escuchar su violín e inconscientemente salgo a la ventana a observar y me parece verlo tocar en su balcón. Él sonríe y me dice “gracias por escucharme”. Entonces desaparece y las lágrimas corren por mis mejillas, sintiendo aun como el dolor es totalmente palpable en mi corazón.

Fin